Abstract:
Según Chartier, aunque la lectura por definición sea rebelde y vagabunda, tanto el autor como el editor aspiran a controlar de cerca la producción de sentido y a hacer que el texto escrito o publicado sea comprendido sin apartarse un ápice de su voluntad prescriptiva. El objetivo de mi trabajo es demostrar que si bien Julio Cortázar en Rayuela propone al lector un orden abierto de lectura y pretende convertirlo en un 'cómplice, un camarada de camino' -según las palabras de su personaje Morelli-, en las cartas que dirige desde Europa a su editor en Buenos Aires, Francisco Porrúa, revela su voluntad de marcar los recorridos de lectura, de encauzar las posibles interpretaciones del texto. Para ello, no solo emplea estrategias de escritura sino que interviene en las decisiones editoriales, al instaurar un orden de desciframiento del texto y transformar los dispositivos de lectura. Asimismo, al alentar apropiaciones inéditas, Cortázar construye un nuevo público, con la certidumbre de que este ha alcanzado una madurez tal como para experimentar cambios en las formas de lectura, y por ende, en el sentido de los textos.