Abstract:
A través de la hacienda de propios de Córdoba en la segunda mitad del XVI comprobamos la influencia decisiva que el poder central ejercía sobre el local y la importancia de este último en el desenvolvimiento de la monarquía hispánica. Al resultar insuficiente la recaudación habitual de la hacienda real para atender la intensa política exterior de Felipe II, éste acudió a las ciudades para que colaboraran en la financiación de los gastos de guerra. Se dirigió al reino -separado en cabildos o reunido en Cortes-, y a las oligarquías locales. En Córdoba se vendieron durante el reinado de Felipe II oficios, baldíos, jurisdicciones y alcabalas. Los compradores de jurisdicción, que es de lo que tratamos en este artículo, fueron nobles, 'poderosos' y las propias villas. Aquí se dieron tres tipos de ventas: cesión a los acreedores del rey, compraventas propiamente dichas y el trueque de 'dehesas por jurisdicción'. Para evitar estas ventas, la ciudad ofrecía servicios alternativos a la Corona, lo que hacía imprescindible la contratación masiva de censos que contribuyeron al endeudamiento municipal. Todo esto permite afirmar que no se puede entender la organización política de la monarquía hispánica sin tener muy en cuenta el importante sustento de las haciendas locales.