Abstract:
Una tradición tenaz hace de los franceses, cluniacenses en particular, los iniciadores de una apertura de España a Europa y los proveedores de una cultura que florecería luego tanto en la épica como en el movimiento de traducciones de Toledo. Este artículo muestra que los "franceses" -generalmente oriundos de Aquitania, y por lo tanto de las Galias y no de Francia- no fueron los extranjeros más numerosos o más activos en la Península Ibérica a lo largo del siglo XII. Y que, lejos de aportar a España una cultura ultrapirenaica, los ingleses, italianos o franceses buscaban en ella la "ciencia de los árabes", o sea las materias propias del quadrivium, que no encontraban en sus patrias. Se constituyeron así unas "rutas" del saber que llevaban a París a los interesados en el trivium, a Boloña a los que querían estudiar derecho, a Salerno y Montpellier a los futuros médicos y a España a los que buscaban la matemática, la geometría y la ciencia de las estrellas.