La narración fabulosa de las amazonas entra en la historia cultural griega durante la primera mitad del siglo VI a. C. como adversarias de Hércules, según se puede constatar en los vasos de figuras negras que se exportaban hacia Etruria. Por otra parte, la rápida instalación de este mito en el imaginario helénico tendría una explicación de tipo político en el hecho de que Pisístrato pretendió identificarse con Heracles como protegido de la diosa Atenea. Asimismo esta utilización del mito se amplía con la llegada al poder de Clístenes y su familia, al finalizar el siglo VI a.C, y con la irrupción de los invasores persas. A estas hipótesis de tipo político se suman otras consideraciones sociales y antropológicas, ya que no debe olvidarse que las constituciones familiares griegas y romanas se fundaban en una estructura patriarcal, cimentadas en la polaridad varón-hembra y en el predominio del primero, considerado más apto para el ejercicio de la política y de la guerra. Por lo tanto, la posibilidad de que las mujeres desarrollaran una actitud autónoma frente a los hombres, dejando de lado sus tareas de esposas y madres, no solo era entendida como una violación a la norma social, sino que estaba manifestando, desde la externalidad corporal y las costumbres impuestas por las instituciones sociales, una monstruosidad.
The fabulous tale of the Amazon enters the Greek cultural history during the first half of the sixth century aC as adversary of Hercules, as can be seen in black-figure vessels which were exported to Etruria. Moreover, the rapid installation of this myth in the Hellenistic imagination would have an explanation of a political nature in the fact that Pisistratus sought to identify with Heracles as a protégé of the goddess Athena. This use of myth also expands with the arrival in power of Cleisthenes and his family, at the end of the sixth century BC, and with the advent of the Persian invaders. By this hypothesis of a political nature are joined by other social and anthropological considerations, it must not be forgotten that the Greek and Roman family constitutions were based on a patriarchal structure, grounded in male-female polarity and the predominance of the former, considered more suitable for the exercise of politics and war. Therefore, the possibility that women develop an independent attitude against the men, leaving aside their duties as wives and mothers, not only was understood as a violation of social norms, but was saying, since the externality body and customs imposed by social institutions, a monstrosity.