La antigua Roma, que en el Risorgimento había servido para cimentar la precaria unidad nacional, cumplió varias funciones en el régimen fascista. Primero fue el símbolo de la revolución fascista, el punto de partida hacia el futuro, y Julio César fue la figura clave. Luego, en los años del consenso, fue Augusto, el pacificador, fue la figura destacada. A ese momento corresponde la identificación de Augusto, fundador del antiguo imperio, con Mussolini, fundador del nuevo imperio. Finalmente, a fines de la década de 1930, la celebración del antiguo imperio quedó postergada por la celebración del nuevo. Este trabajo recorre los rastros de esas tres fases en la Roma actual.
Ancient Rome, that served during the Risorgimento to cement a precarious national unity, played several roles under the Fascist regime. At first, it was the symbol of the Fascist Revolution, Caesar being the key figure. Later, along the years of consensus, Augustus, the appeaser, was privileged. To that period belongs the identification between August, the founder of the ancient empire, with Mussolini, the founder of the new empire. Finally, in the late 1930s, the celebration of the new empire put off the old one. This article reviews the traces of those three periods in present Rome.