El leitmotiv de la inversión deleuziana del platonismo es que la clave de su inversión está indicada por Platón mismo. En esto radica además la originalidad de su lectura. Se ha destacado ya que el platonismo tiene una función ambigua en la obra de Deleuze. Él se ocupa de dejar en claro que es un momento bisagra en el pensamiento filosófico. Que con el pensamiento platónico se sientan las bases para lo que será el ámbito de la “representación”, pero es Aristóteles quien toma esta dirección y determina así el decurso posterior de la historia de la filosofía (Deleuze LS: 299). Francis Wolff describe como inestable este lugar propio del platonismo en la lectura de Deleuze, así como en la de Derrida. Platón inaugura y rompe a mismo tiempo las oposiciones conceptuales históricamente decisivas que Deleuze se propone desarticular (1992: 240). Isabelle Ginoux, por su parte, sostiene que esta ambigüedad que caracteriza a Platón en la obra deleuziana la aleja su recepción de la de Nietzsche. Mientras Nietzsche presenta un retrato puramente negativo de Platón como el instigador del nihilismo occidental, Deleuze ve en él un personaje bifronte, cuya ambivalencia remeda a la del phármakon, en el cual reside tanto el veneno como el remedio (Ginoux, 2005: 156-157). Sin embargo, no existen estudios que se ocupen de explicar por qué Deleuze afirma que la salida al platonismo está indicada por Platón mismo, es decir, en qué radica exactamente el carácter ambiguo de su filosofía. Si la lectura que Deleuze hace de la filosofía platónica bajo la fórmula de la inversión no consiste en una crítica negativa que tiene por objeto desarticular la estructura del pensamiento platónico, ¿en qué radica entonces la salida que Deleuze propone? La hipótesis que anima la presente investigación es que la salida consiste en la creación, por parte de Deleuze, de conceptos nuevos a partir de elementos teóricos que toma de la filosofía de Platón. Este es el caso del concepto deleuziano de simulacro, que le permite avanzar una definición positiva de la diferencia. Mediante su apropiación del concepto de simulacro, Deleuze construye una ontología antiplatónica en el seno mismo del platonismo como si se tratase del reverso y el anverso de una misma una moneda. El resultado de esta lectura es la puesta en relieve del un rostro de Platón que pasa desapercibido a las lecturas más clásicas.
Fil: Sonna, María Valeria. Universidad de Buenos Aires. Facultas de Filosofía y Letras