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La importancia asignada al conocimiento del pasado y a su difusión en el Río de la Plata a partir
de la década de 1830 puede aprecíarse en gran parte de la producción textual pues afectó a
todos los géneros. Como contracara de este fenómeno se destaca la ausencia de alguna forma
discursiva que, aunque más no fuera en forma incipiente, pudiera ser expresión de una disciplina
constituida por géneros, instituciones, sujetos y prácticas históriográficas. Pero no porque no se
hicieran intentos en ese sentido, sino más bien porque éstos tuvieron un carácter precario, trunco o
asumieron otros propósitos, como puede apreciarse al examinarse las características de las
colecciones documentales y la deriva de los Institutos Históricos fundados en esos años. Además,
y a pesar de la proliferación de textos.referidos al pasado y de la suposición que los mismos
debían ser aportes sustanciales para dar cuenta del presente y del futuro, fueron escasos los
relatos históricos capaces de filiar identidades político-comunitarias, lo cual no sólo era
percibido sino también lamentado. Ante la ausencia de comunidades sociopolíticas que se
convirtieran en sujetos de esas narraciones, predominaban los relatos protagonizados por
individuos, facciones, configuraciones socioculturales como la civilización o valores y principios
como la libertad o el progreso.
Para comprender el significado que tenían las representaciones del pasado resulta insuficiente
la constatación de la difusión de concepciones historicistas. Esto requiere también de un examen
de sus condiciones de producción, circulación e inteligibilidad, eñtre las cuales se destacan: a) la
valoración de los relatos históricos como obras literarias, pero no sólo porque bajo el concepto de
literatura se hacía referencia a la vida cultural en general, sino porque su inteligibilidad
dependía de formas narrativas como la novela; b) su dispersión en libros, folletos, cartas,
manuscritos y, fundamentalmente, en la voluminosa prensa del período en las que circulaban
en muchas ocasiones de modo fragmentario e inconcluso; c) su carácter pragmático, dado que
formaban parte de empresas destinadas a satisfacer objetivos personales, políticos, cívicos o
económicos; d) la existencia de dificultades ideológicas, políticas e institucionales para producir
narraciones que pudieran dar cuenta de la experiencia histórica rioplatense, tarea que por lo
tanto era explícitamente legada a generaciones futuras.
En cuanto a los contenidos de las representaciones del pasado y sus valoraciones pueden
distinguirse dos grandes bloques. Por un lado, el del pasado que quería ser negado o dejado
definitivamente atrás, es decir, el indígena y el colonial. Por el otro, el que era reivindicado
como un nuevo punto de partida en la historia de la región, es decir, el revolucionario e
independentista. |
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