Abstract:
Cuando
Leibniz
elogió
la
inteligencia
y
la
inspiración
que había
mostrado
en
una
de sus
cartas
de
1715,
la
Princesa
palatina
respondió
con ingenio:
“il
faut que
J'aie
fait
comme
Monsieur
Jourdain
dans
la
coméaie
de
la
prose
sans
le
cognoistre”.
Con
toda
naturalidad, Carlota
Isabel,
Madame
d'Orléans,
aseguraba
no
recordar
haber
escrito
“la
moindre
des
choses
qui
eút
mérité
des
éloges”
y
reconocía
que,
quizá,
“je
ne
saurais pas
moi-méme
ce
qu'il
y
avait
de
si
digne d'éloges dans
ma
lettre””.
En
esta
respuesta, que
añade
gracia
a
la
inteligencia que
ya
le
había
reconocido
el
filósofo,
hay
mucho
de
experiencia
de
palacio
y,
quizá, algo
de esa
disimulación
que
les
resultaba
imprescindible
a
todas
sus
criaturas,
del
Rey
abajo
y
aún
a
él
mismo”.