Abstract:
La década que transcurre entre el ascenso al poder de Felipe III, en 1598, y la firma de la Tregua de Amberes, en 1609, marcó sin duda el pulso en el sistema de relaciones internacionales que empezaba a dibujarse en Europa, conocido como Pax Hispánica. La defensa de la dinastía y de la religión católica, idea motriz que había constituido una línea definida en la política exterior española con Felipe II, siguió siendo elemento de importancia aunque ahora compartía la primacía con otros de carácter estratégico y comercial. La paz con Inglaterra fue lograda tras realizar distintos intentos por desestabilizar la isla de Irlanda en un último alarde de la política de Armadas de Felipe III. La tregua con los Países Bajos vino precedida de unas campañas largas y costosas dirigidas por Spínola y orientadas a recuperar la presencia española en el territorio. Fueron unas paces 'necesarias', debido al desgaste financiero y militar español, o parte de una 'estrategia definida', para que el país se recuperase y pudiera reanudar la lucha, lo cierto es que las concesiones realizadas en cada uno de estos acuerdos merecían una revisión cuando las circunstancias político-militares lo aconsejasen.