Abstract:
Este estudio doctoral se enfoca en la figura de Enrique Larreta y su colección de Arte Español, buscando comprender las prácticas ligadas al consumo artístico dentro de la imbricación estética y social que involucró a los miembros de su sociedad. El propósito general fue analizar a Larreta como coleccionista ilustrado, la conformación de su colección entre 1900 y 1930, y el espacio elegido para albergarla, entendiéndola como un "lugar de escenificación". Se buscó así ampliar la mirada tradicional sobre el coleccionismo argentino del primer tercio del siglo XX, revelando una línea de colección específica que hasta el momento había sido ignorada o poco estudiada, lo cual justifica este trabajo y constituye un aporte a los estudios sobre coleccionismo y la formación de museos públicos en la Argentina. La hipótesis central que guio la investigación sostiene que Larreta decidió reunir su colección siguiendo un criterio de organización conceptual definido por su interés en integrar las obras en un período determinado de la historia de España, concretamente en torno al Siglo de Oro. Se infirió que su práctica de coleccionismo, íntimamente ligada a su habitus y a su capital simbólico, trascendió el mero consumo artístico. Además, se postula que existe un valor diferencial en la figura de Larreta como coleccionista ilustrado. La metodología empleada abordó la colección desde un punto de vista histórico-cultural, utilizando conceptos teóricos de la historiografía del arte, incluyendo el marco de Pierre Bourdieu (habitus, distinción, capital cultural) y Jean Baudrillard (objetos pensados) para analizar el gusto artístico, el prestigio y la pertenencia que revelaban las motivaciones del coleccionista. La investigación se basó en un relevamiento intenso y riguroso de archivos e instituciones en España y Argentina, estudiando el origen social de Larreta, su estadía en París (donde comenzó a coleccionar), y su relación con Ignacio Zuloaga, quien fungió como su principal asesor en compras. Se utilizaron como fuentes tanto las imágenes de las obras y sus escenarios (sus residencias en Belgrano, Acelain y El Potrerillo) como las memorias y textos del propio autor, esenciales para la comprensión simbólica de los objetos. Las conclusiones confirmaron que el trabajo permitió constatar una colección más rica de lo que se creía, que se mantuvo prácticamente completa desde sus orígenes, tanto en los objetos como en los escenarios que los contenían. El repertorio de bienes se seleccionó pensando en la conformación de un todo cohesivo y su significado reflejó un profundo sentimiento de hispanidad, lo cual le otorgó a Larreta un capital simbólico superior al mero consumo. Su modelo de coleccionismo fue singular, pues cada pieza era valorada como un "objeto pensado". La colección y el diseño arquitectónico de sus casas (como la de Belgrano) se convirtieron en un ámbito privilegiado que permitió la creación de un museo que hoy perpetúa su legado y su visión hispanista.