Abstract:
La investigación, inscrita en los estudios de políticas públicas de lectura y la Historia Social de la lectura en Argentina, explora los lineamientos político-lingüísticos gubernamentales respecto de la lectura y el papel del Estado argentino en la formulación de políticas de lectura entre 1989 y 2008. Los objetivos centrales del trabajo fueron explorar estos lineamientos y el papel del Estado, describir las relaciones entre las ideologías lectoras y las transformaciones históricas más generales, e indagar el grado de autonomía de las políticas e ideas respecto de la coyuntura. Otros objetivos incluyeron identificar las representaciones sobre la lectura en documentos oficiales (1989–2008), analizar los factores políticos, económicos y culturales que intervinieron en ellas, y comparar las representaciones para establecer continuidades y rupturas. La metodología adoptada es transdisciplinaria, articulando la Glotopolítica, la Historia Social de la lectura y los estudios de Políticas Públicas, empleando las herramientas del análisis del discurso para abordar materiales de archivo. La investigación utilizó una metodología cualitativa, que incluyó el relevamiento de la construcción de objetos discursivos, el análisis contrastivo y el estudio de las estrategias de reformulación. Se identificaron los sentidos dominantes mediante la resonancia discursiva (a nivel léxico, frástico y enunciativo) y los ideologemas (dominancias interdiscursivas y condensados ideológicos) para acceder a las ideologías lectoras. El corpus se diseñó considerando variables institucionales (discursos y documentos del Ministerio de Educación), históricas (1989-2008) y temáticas (lectura), organizándolo por series diacrónicas y cadenas genéricas sincrónicas. La investigación partió de la hipótesis de que las intervenciones sobre la lectura configuraron representaciones distintas entre 1989 y 2008, y que estas representaciones fueron funcionales a las políticas desarrolladas en cada momento. Durante el periodo 1989–1999, la lectura se concibió como un instrumento de equidad, una habilidad básica para "aprender a aprender", funcional al logro de la "igualdad de oportunidades" exigida por el mercado y los parámetros de calidad (metacomprensión). Las conclusiones indican que, a partir del año 2000, los discursos oficiales buscaron restaurar la confianza institucional apelando a la democratización de la lectura, recuperando valores de la tradición pedagógica de principios del siglo XX (hábito, esfuerzo, placer). La democratización se entendió como participación y responsabilidad compartida. Finalmente, entre 2003 y 2008, las acciones del Plan Nacional de Lectura (PNL) y la Campaña Nacional de Lectura (CNL) se enmarcaron en la búsqueda de la inclusión y el desarrollo integral de los sujetos. El lector fue configurado metafóricamente como un rizoma (constructor autónomo de sentido) y un tejedor de un tapiz (participante activo de la identidad cultural). La CNL trascendió la escuela, promoviendo la lectura en "no lugares" (como canchas o salas de espera), y vinculándola con la salud ("remedio" o "vitamina") y la construcción de la identidad regional y la memoria colectiva, con un claro compromiso con la justicia social.