A modo de prólogo a nuestro trabajo recordaremos un episodio de frontera
del que se han cumplido ya 1.200 años': la derrota sufrida en los desfiladeros de
los Pirineos por la retaguardia del ejército de Carlomagno el 15 de agosto de 778.
Un combate menor en la crónica del reinado de Carlomagno dio motivo para la
fantasía literaria durante siglos. Desde la famosa Chanson de Roland, vinculada
a la vida política y artística de toda Europa Occidental —cantada antes de la batalla de Hastings y difundida por el Occidente medieval—, que provoca por reacción o imitación
la aparición
de otros
cantares, baladas y romances; sus ecos
perduran hasta hoy. Cuando el oscuro labrador cruza las calles del Toboso en el
cap. 9 de la Segunda Parte del Quijote, va cantando “Mala la hubistes, franceses, /
en esa de Roncesvalles”. El romance es conocido por todos y hasta el mismo
Sancho da una variante de la versión. El breve cantar alimenta la imaginación
y la animadversión contra los franceses, a quienes se siente como los enemigos de
allende el Pirineo. Ocho siglos habían confirmado el enfrentamiento de intereses con “los franceses” y la poesía alimentaba un sentir general, Aquí podemos
ya hablar de una frontera vigente entre españoles y franceses; frontera que no
se concreta siempre en términos legales, mojones *y límites precisos, pero acerca
de la cual, españoles y franceses no podían equivocarse en el siglo XVI, porque frontera implica histórica y filológicamente “enfrentamiento”.
Fil: Orduna, Germán. Universidad de Buenos Aires; Argentina. IIFil: Orduna, Germán. CONICET; Argentina.