Los Reyes de Inglaterra durante la baja Edad Media actuaban en el marco de una sociedad política cada vez más abierta. Los monarcas consideraban oportuno persuadir su gente de la rectitud de su política, y el público inglés encontró mecanismos para expresar sus opiniones, desde la elevación de peticiones, la murmuración y la rebelión. Este artículo examina algunas de las implicaciones que estas cuestiones plantean. En particular: ¿qué efecto tuvo la naturaleza pública de la monarquía sobre la relación entre los ideales de comportamiento aplicables los reyes y las normas de masculinidad aplicables todo hombre? Trataré de responder esta cuestión comparando las proclamaciones de Eduardo II (1327-77) las acusaciones de injurias al rey durante el reinado de Enrique VI (1422- 61), con algunos ataques efectuados con anterioridad contra Eduardo II (1307-27). Los dos primeros fueron juzgados con arreglo ideales de virilidad aplicables todo hombre. El último fue criticado por conductas potencialmente masculinas que sin embargo eran inadecuadas para un rey. De todos modos, sería imprudente aplicar una narrativa secuencial estas circunstancias políticas diferentes. La variedad de las interpretaciones disponibles sobre la virilidad posibilitaba la crítica el elogio de los reyes por su hombría o su falta de ella, dependiendo de las circunstancias políticas concretas. Lo que es seguro, sin embargo, es que la naturaleza pública de la monarquía hizo de la hombría del rey un poderoso instrumento político lo largo de este período.
Fil: Fletcher, Chistopher. Université de Paris I (Panthéon-Sorbonne); Francia.