Abstract:
En agosto de 2001, en diversos diarios de Buenos Aires aparecieron notassobre “La semana de los desórdenes de ansiedad”, una campaña de informacióndestinada a que los pacientes acudieran a hospitales para consultar a expertos.“Uno de cada cuatro argentinos sufre de ellos” proclamaba un artículo: “ataquesde pánico, fobias: los especialistas dicen que están incrementándose y que puedenestar influenciados por factores tales como la inseguridad o la incertidumbre res-pecto del futuro” (Cecchi 2001). La referencia a la incertidumbre y a la inseguri-dad era apropiada: el país entraba en su cuarto año de recesión, la tasa de desem-pleo había alcanzado el 20%, el índice denominado riesgo-país se elevaba a unnivel récord día tras día. La campaña fue exitosa más allá de las expectativas de suspromotores: los hospitales de la ciudad se vieron inundados de pacientes que sequejaban de síntomas de estrés. Los artículos periodísticos no mencionaban quela campaña había sido co-financiada por la empresa farmacéutica nacional Bagó,productora de Tranquinil, una variedad del alprazolam. Dado que en el mercadoargentino está prohibida la venta directa de medicamentos al público, una alter-nativa era “hacer crecer el mercado” logrando que tanto los médicos clínicos comolos pacientes se percataran de la enfermedad. En un artículo sobre el rol de lacreciente crisis económica en las ventas cada vez mayores de tranquilizantes apare-cido dos meses después en el diario Clarín, el gerente de ventas de Bagó informabaque agosto había sido un mes de crecimiento récord de las ventas de Tranquinil.
Description:
Fil: Lakoff, Andrew. Universidad de California; Estados Unidos.
Fil: Hidalgo, Cecilia. Universidad de Buenos Aires; Argentina.
Fil: Albert, Matilde. Universidad de Buenos Aires; Argentina.
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