Abstract:
El presupuesto central de este trabajo es que la cultura social entendida como el conjunto de representaciones cognitivas de los fenómenos sociales, es adquirida primariamente mediante la práctica. Postula, por lo tanto, una correspondencia entre la organización de situaciones de interacción dentro de una sociedad o grupo y las representaciones o esquemas culturales de las relaciones sociales que sus miembros sostienen. El artículo ilustra empíricamente uno de los mecanismos interaccionales mediante los cuales los movimientos -sociales, culturales o religiosos- imprimen modificaciones y diversificaciones a la cultura social. Este mecanismo consiste en la imposición de una clave transformadora, un sesgo común, a las situaciones que se organizan y representan verbal y dramáticamente en el seno de un grupo o una red de individuos. El análisis se realiza en base a datos obtenidos del movimiento de la Nueva Era en Buenos Aires, que ha logrado imponer entre buena parte de la generación de los baby boomers urbanos de occidente con altos niveles de educación formal, la concepción de que el cambio colectivo se produce como efecto de la transformación individual interior.