Abstract:
La investigación se centró en el análisis de la relación colonial anómala y singular que se desarrolló entre ciertos linajes ona (selk’nam) y el colono y estanciero de origen británico Lucas Bridges en Tierra del Fuego, a fines del siglo XIX, un periodo caracterizado por la violenta desarticulación de la sociedad nativa. La hipótesis de trabajo principal planteó la necesidad de ir más allá de la posición estructural de los actores para restituir la perspectiva de los involucrados, buscando comprender la dinámica específica de esta vinculación y las formas complejas de la dominación colonial. El objetivo fue desentrañar la trama de sentidos, referencias y emocionalidades que estructuraban la autobiografía de Bridges, El último confín de la Tierra (UCT), entendiéndola como una fuente privilegiada para acceder a la perspectiva del autor y, subsidiariamente, a la agencia de los onas. El enfoque metodológico se enmarcó en el concepto de "zona de contacto", donde los sujetos se constituyen en y por sus relaciones mutuas, debiendo improvisar y experimentar nuevas formas de comunicación. Se aplicó un análisis hermenéutico y literario a la UCT, examinando la construcción del yo narrado y sus motivaciones, ligadas al sentimiento de una juventud perdida. La perspectiva de Lucas fue organizada a través de tres ejes heredados de la figura de su padre (Thomas Bridges) —lengua, civilización y aventura— y contrastada con diversas fuentes históricas éditas e inéditas y archivos salesianos. Las conclusiones indican que la relación se sostuvo gracias a la confluencia de intereses. El dominio de la lengua ona fue crucial, actuando como la "llave" que facilitó el entendimiento y la confianza. Bridges implementó su ideal civilizador a través del trabajo ganadero, pero con una flexibilidad que lo distanció de otros colonos: permitió a los onas un entrenamiento laboral compatible con sus prácticas tradicionales, incluyendo el nomadismo y la circulación familiar. Para los onas, el acercamiento a los Bridges fue una estrategia esencial de supervivencia, brindando un espacio relativamente protegido de la persecución y permitiendo que los linajes permanecieran unidos, en contraste con la deportación y la desmembración que ocurría en el resto de la isla. La vinculación también estuvo marcada por la búsqueda de Lucas de una masculinidad heroica y auténtica que encontró en la sociabilidad y la competencia física con los hombres onas. Aunque la experiencia no torció el rumbo general de la colonización —los onas fueron asimilados al trabajo rural—, su testimonio, a través de Lucas y la subsiguiente etnografía de Gusinde, se convirtió en la principal fuente de conocimiento sobre la cultura selk’nam.