Abstract:
En un ejercicio de articulación de mi trayectoria como investigador de la docencia en los últimos años, traigo aquí tres gestos docentes: preguntar, experimentar, reparar. Un cuarto gesto sería escribir. En él (me) hago dos preguntas: 1. ¿Qué potencia ten-drían las experimentaciones con el cine en el lugar-escuela para inventar otro tipo de atención que permita reparar (en) el lugar? Darnos cuenta de lo que nos rodea, detenernos a mirar, estar atentos a las conexiones y alianzas entre humanos y no humanos en la búsqueda de reparar lo que se rompió en nuestra atención al lugar. 2. ¿Qué potencia tendría el “concepto” de bosque, un mundo todo vivo, tal como aparece en palabras de los pensadores indígenas, para pensar los afectos cinematográficos del lugar-escuela? Articulando el bosque a los conceptos de lugar, de Doreen Massey, y de áreas de estar, de Fernand Deligny, busco señalar cómo la pedagogía de los dispositivos propuesta por el cineasta Cezar Migliorin actúa en la activación de la vida/vivacidad de trayectorias/presencias no humanas en el lugar en la misma medida en que rompe con las formas habituales de filmar de niños y maestros, exige que se repare al entorno y posibilita la creación de imágenes insospechadas que, quizás, reparen otras conexiones y alianzas entre humanos y no humanos.