Abstract:
La diversidad de hitos, monolitos, instalaciones e infraestructuras en diversos estados de conservación y uso son parte de las huellas del Estado en los territorios cordilleranos. Esta presencia se divide entre las obras de modernización del territorio a expensas de la colonización del ambiente y del espacio simbólico, y las construcciones desplegadas por los habitantes en la expansión estatal. En este caso, nuestra atención se concentra en las primeras. La sucesión de intervenciones públicas a lo largo del siglo XX es sintomática de los modos espasmódicos en que se instala, se mantiene y se renueva la hegemonía en el mundo cordillerano. El legado de instalaciones convertidas en huellas y el entramado geométrico irregular e inconcluso que permanece, materializado en las sucesivas transformaciones de la cuenca, contribuyen a la comprensión de la eficacia operacional de formaciones estatales exiguas. Nuestra atención se concentra en los procesos modernizadores asociados al transporte ferroviario, el turismo, la generación de hidroelectricidad y los embalses de regadío, iniciativas hegemonizadas por la presencia de la central hidroeléctrica Colbún. Todas estas iniciativas han sido impulsadas y sustentadas por el Estado, y sus huellas se han metabolizado en el paisaje actual, convirtiéndose en territorio a lo largo de los últimos dos siglos.