Abstract:
En 1731, el maestro de escritura jurado Aubrée l'Aîné le regalaba al primer Presidente
del Parlamento de Normandía, en el que trabajaba en verificaciones
de
escrituras,
un Nouveau livre des écritures en usage. Se trata de un gran folio manuscrito que
presenta
varios
alfabetos
cuidadosamente
caligrafiados
y
se
abre
sobre
un
bello texto
que
rindiendo
homenaje
a
la
escritura,
introduce
la
partitura
a
dos
voces
que
se
encontrará
en
la
páginas
siguientes.
SCRIPTURA,
un
“Arte”,
se
especifica,
“ni
mecánique,
ni
libéral”,
“un
ornement
né
pour
la
lumiére
de
l'esprit
et
le
plaisir
des
yeux”,
lo
que justificó
durante
mucho
tiempo
la
profesión
de
los
maestros
expertos
en
escritura.
Un
arte
alabado
por
su
magnificencia, prosigue
el
maestro
Aubrée l'Aîné,
y,
“pourtant
nécessaire
aux
lettrés
comme
aux
illettrés”,
que
posibilita
“la
communication,
le
message
des
absents”
-aunque
estos
sean
los
más humildes
de
la
sociedad-
que
teje,
pues, para todos
el
“lien
de
la
vie
civile”.
Así
está
designada,
lejos de
la
definición
artística
de
la
escritura
del
maestro
de
escritura,
toda
la
pertinencia
social
de
su
homólogo
público.
Hasta
aquí
la
presentación
de
dos scriptores,
dos prácticas, dos
espacios
de
la
letra,
cuya
historia
común
está
enteramente contenida
en
la
necesidad
de
la
escritura
en
los
siglos
XVI
al
XVIII.