Fil: Wickham, Chris. Oxford University; Reino Unido.
En
historia
medieval,
como
en
otros
campos,
ha
declinado
en
las
últimas
dos
décadas
la
carga
ideológica
de
la
polémica.
Los historiadores todavía
pueden
tratarse
con
tanta
descortesía
como
siempre,
por
supuesto,
incluso
en
relación
a
interpretaciones
macro
históricas
tales
como,
en
la
década
del
noventa,
el
debate
sobre
la
“revolución
feudal”,
la
cual
puede
haber
tenido
lugar
o
no
alrededor
del
año
1000. Pero
ese
debate,
aunque
efectivamente
tuvo
raíces
estructurales
en
discusiones
marxistas
tradicionales,
y
aunque
tuvo
una
gran carga
emocional
e
importancia
simbólica
para
algunos
de sus
participantes,
no
tuvo
casi
ningún contenido
político
explícito.
Dos décadas
antes
hubiese
sido
diferente,
y lo
fue:
el
“Debate
Brenner”,
a
finales
de
la
década
del
setenta,
sobre
el
rol
del
conflicto
de
clases
en
la
determinación
de
las
diferentes
vías
de
desarrollo
socioeconómico
en
distintas
regiones
de
Europa
después
de
la
Peste
Negra. Aunque
originado
en
gran
parte
en
desacuerdos
empíricos
y
estructurales, tuvo
un
fuerte
carácter
político,
y,
entre
sus
participantes,
tanto
los
marxistas
como
los
no
marxistas
deseaban
identificarse
a
sí
mismos como
tales.
Lo
primero
que hay
que hacer
es
tratar de
identificar con exactitud qué
es
lo
que
ha
cambiado.