Si pensamos en el objeto cultural que se redefine con el paso del tiempo y las épocas,
no es casual que a su vez los géneros, ese horizonte de expectativa al que aludían Bajtín y Steimberg, muten también conforme se actualizan los sistemas culturales. El eje central en la mayorías de la producciones culturales y artísticas de entresiglos —XX y XXI
precisamente— ha dejado de ser paradójicamente la cultura y ha pasado a ser la
creatividad. La creatividad en las obras literarias y cinematográficas actuales no es un
componente neutral en tanto gira alrededor de un sesgo ideológico y político propio de
determinados sectores de poder. Por lo tanto, los géneros tradicionales en la literatura: el
policial, la ciencia ficción, la novela sentimental y el gótico, entre otros, han dejado de
transitar esta operación de mutación que se dio entre el siglo XIX y primeras décadas del
XX para sufrir lo que creemos que sería un vaciamiento, esto es una reutilización de sus
elementos tradicionales para producir otro tipo de mercancía seriada, creativa y propia de
la cultura contemporánea. Los géneros populares y ahora masivos y creativos han sido
comúnmente transpuestos al género cinematográfico. Si seguimos el desarrollo propuesto por Piglia a comienzo de la década del noventa entendemos que en los cambios que se dan entre narración (texto y/o discurso según Barthes y Angenot) y forma (la novela o el film): hoy en el siglo XXI hay otro tipo de relación de tensión en donde opera el mercado y las grandes corporaciones proveedoras de entretenimiento. La propuesta de este trabajo radica en ver la mutación o cambio de los géneros tradicionales inscriptos en el sistema cultural vigente —el campo editorial y cinematográfico actual— a partir del análisis de las adaptaciones o transposiciones entre obras literarias, cinematográficas y otros soportes contemporáneos.
Fil: Alías, Benjamín. Universidad de Buenos Aires. Facultad de Filosofía y Letras.