Abstract:
Los pensadores medievales fueron inspirados por distintas tesis filosóficas antiguas, a las que modificaron paricalmente y adaptaron acorde a su creencia cristina. Abelardo ciertamente no es la excepción, dado que estuvo bajo la influencia de las más renombradas corrientes paganas de su tiempo sin que esto implique abandono a sus propias convicciones religiosas. La filosofía de Aberlardo se asienta mayormente en el pensamiento antiguo, que generalmente le llegó a través de fuentes indirectas. La autoridad de Platón y Aristóteles es obvia en prácticamente todos los desarrollos filosóficos de Abelardo. Sin embargo, no es tan conocida la presencia del estoicismo en su pensamiento, que también operó un papel importante, sobre todo en su ética, con nociones tales como consensus o acciones moralmente indirentes. La física estoica también influencia su doctrina moral con el concepto de afinidad o preservación, que refiere a una cierta capacidad innata en el hombre de observar la ley natural y, antes de la llegada de la ley judía y cristiana, de progresar hacia su propia salvación. Finalmente, el famoso precepto caro a todo el estoicismo de vivir en acuerdo con la naturaleza tuvo una recepción favorable en la ética abelardiana, así como también la actitud de la serenidad de espíritu, al cual alentó en su Plantus. En este artículo el objetivo es presentar la influencia de la noción estoica de asentimiento, o su equivalente consentimiento (consensus), en la ética de Abelardo, que le sirve como un componente fundamental para definir el pecado moral. En específico, en primer término observamos la definición de pecado de Abelardo, presentada en su Ethica, que se erige como un paso decisivo para clarificar qué implica realmente esta noción en la historia de las ideas. Luego, examinamos los usos centrales de los estoicos del término aceptación. Esto nos permite postular que el pasaje de esta noción estoica del ámbito epistemológico al ético fue realizado por varios autores latinos tales como Agustín, que usa el término para ambos ámbitos, y luego por el propio Abelardo, que restringe su uso a la Ética al utilizar específicamente el término consensus. Finalmente, sostenemos como conclusión que la ética de Abelardo no solo fue influida por los pensadores filosóficos y religiosos más notables, tales como Platón, Aristóteles, Jeremías y Agustín, sino también por los pensadores estoicos, que eran relativamente poco conocidos en esos entonces y muchas veces solo accesibles a través de oscuros intermediarios.