Abstract:
Quizás pocos
helenismos
creados
en
el
Renacimiento
han tenido
tanta
difusión
como
el
término
acuñado
por
santo
Thomas
More
para
su
famosa
Utopía,
y
quizás
sea
un
buen
síntoma
de
que
la
humanidad
está
siempre
soñando
en
mejorarse
y
mejorar
su
condición
de
vida,
en
medio
de
tantas
adversidades,
disgustos
y
necesidades
insatisfechas.
Sin
embargo,
como
señala
Arnhelm
Neusúss,
“aquel
que
intente
saber con
mayor
exactitud
lo
que con
ella
[la
palabra
“utopía”]
se
pretende
decir
en
cuanto
al
contenido,
encontrará
dificultades.
Se
verá
ante un
conglomerado
de
variadísimos
intentos
de
definición,
de
apreciaciones
teóricas
heterogéneas
—si
bien éstas
últimas
son
poco
frecuentes—,
y
de
aplicaciones
del
término apenas
relacionadas
entre
sí,
pero que han
ido
desarrollándose
y
almacenándose
de
manera
sucesiva
y
paralela
[...]
En
general,
se
pueden
distinguir
tres
variantes
del
concepto:
en
primer
lugar
aquella que establece
como
criterio de
lo
utópico una
serie
de
características
formales
que
se
dan
en
fenómenos
literarios; en
segundo
lugar
aquella
que
señala
como
utópica una
determinada
y
antigua
fase
del
pensamiento
sociológico,
caracterizada
por
métodos
pre-científicos;
y
finalmente, aquella que desearía denominar
utópicas
a
ciertas
intenciones relacionadas
con
la
organización
de
la
convivencia
social.
No
siempre
se
pueden
distinguir
estas
variantes
de
forma
rigurosa;
también
existen
algunas
proposiciones
de
desligar
por
completo
la
definición
del
concepto
de
utopía
de
cualquier vinculación
con
la
esfera
social,
convirtiendo
el
momento
de
la
anticipación
de
lo
futuro
en
la
característica esencia]
del
concepto
de
utopía.
No
obstante,
el
carácter clasificador
y
descriptivo
del
concepto
persiste
en
todas
las
variantes”.