Fil: Haldon, John. University of Princeton; Estados Unidos
La Iconoclasia bizantina se ha envuelto en una membrana casi impenetrable de actitudes y supuestos, muchos de ellos contradictorios. De hecho, cuando volvemos a examinar los textos en cuestión, y los ubicamos en su contexto histórico, rápidamente se hace evidente que muy poco de lo que se ha supuesto sobre el debate iconoclasta, es de hecho confiable. El contexto de la controversia iconoclasta está dado por la crisis política y económica que afectaba la región oriental del Imperio Romano tras las invasiones árabes a partir de los años 630 y el colapso del poder romano en la cuenca mediterránea oriental.
La pregunta obvia es ¿por qué se produce la iconoclasia en este momento en particular? Antes del 680 y de los actos del Concilio, celebrado en Constantinopla en ese año, hay referencias dispersas a las imágenes que sugieren que de vez en cuando, y en determinadas circunstancias, algunos retratos sagrados en particular fueron venerados y se les otorgó poder para proteger a sus propietarios o para transmitir oraciones. Pero no hay pruebas de que la práctica fuera generalizada hasta entonces, después de lo cual tenemos un aluvión constante de referencias.