Alguna vez los historiadores creyeron que los sectores superiores de la sociedad brindaron una ayuda totalmente inadecuada a los pobres. Monasterios, eclesiásticos en general, reyes y la aristocracia laica, cumplían de palabra con la obligación de los ricos para dar limosnas a los pobres. Su motivación no era la erradicación de la pobreza, sino los beneficios espirituales que obtenían por darla. La caridad era un medio para obtener la salvación, por lo que no estaban interesados en el efecto de sus donaciones sobre los pobres, sino en ellos mismos. De acuerdo con este antipático enfoque moderno de la limosna medieval se supone que no hay gran urgencia para reducir el número o el sufrimiento de los pobres. Los pobres eran una parte necesaria de la estructura social. La cantidad de limosnas no era muy grande, tal vez porque el acto era más importante que su escala. El énfasis sobre la responsabilidad local llegó en parte del Estado, que estaba teniendo interés en materia de bienestar y en el tratamiento de los pobres en la legislación en 1351 y 1388, y durante todo el siglo XV.
Fil: Dyer, Christopher. University of Leicester; Reino Unido.