A fines de la Edad Antigua y principios del Medioevo, además de la presencia de la corriente cristiana más estudiada –aquella en la que, de acuerdo a la filosofía neoplatónica, el cuerpo es “cárcel del alma”, existe también otra línea más popular y difundida que encuentra su expresión en los textos litúrgicos. En esta, el cuerpo no es entendido como “cárcel del alma” sino, al contrario, como su “buen amigo” que también ha sido salvado y redimido por Jesús.
In the late ancient Age and in the early middle Ages, besides the more learned Christian current which regarded, according the neo-Platonic philosophy, the body as the “prison of soul”, there is a more popular and widespread stream, which found expression in the liturgic texts, where the body was not judged as the “prison of soul” but rather as its “good fellow”, which also was saved and redeemed by Christ.