Aceptar que el texto medieval consiste en variantes, y que éstas no han de ser entendidas
como meros errores que distancian el original de autor de las "corruptas" versiones que
se presentan en los testimonios conservados, sino que las mismas han de ser
consideradas como "productos de una determinada configuración cultural, que es
interesante conocer también para la propia crítica textual", implica concebir como objeto de estudio un producto plural, cuya instancia de creación
no se limita solamente al momento de composición, sino que se extiende a lo largo de
su tradición manuscrita y que incluso puede llegar a entroncar (según el recorte que el
investigador realice) con las ediciones que el texto pudo haber conocido en los
primeros tiempos de la imprenta.
Ahora bien, si nos hacemos cargo de esta naturaleza "abierta" del texto
medieval, de este carácter siempre provisorio de la letra escrita en lengua vernácula, será
necesario llevar a cabo un tipo de edición crítica cuyos presupuestos intenten, en alguna
medida, dar cuenta de esta historia y brindar una hipótesis de texto que, si se ocupa de
atender a la reconstrucción de una versión primitiva del texto, lo haga como punto de
partida de un proceso de construcción que en algunas ocasiones llevará siglos de un
complejo recorrido de escritura-lectura-escritura.
Fil: Saracino, Pablo Enrique. Universidad de Buenos Aires. Facultad de Filosofía y Letras.